jueves, 6 de enero de 2011

Pirámide de Cayo Cestio

La octava parada en nuestra ruta, dentro del tercer itinerario, es la visita a la tumba monumental en forma de pirámide que se hizo construir, como lugar de enterramiento singular, Cayo Cestio  en los últimos años del siglo I a. C, no mucho después de que Egipto se incorporara como provincia al Imperio Romano en el 30 a. C. La Pirámide de Cayo Cestio (Nº 18) sigue los modelos piramidales egipcios de época ptolemaica, con su característica forma más alta y estrecha y con dimensiones mucho menores a las pirámides clásicas del Imperio Antiguo egipcio. Algo muy importante a tener en cuenta es que no es ésta la única tumba piramidal que se construyó en Roma en este contexto. Hubo otras dos tumbas piramidales, ubicadas una en el margen derecho de la Flaminia a la altura de la Piazza del Popolo y la otra cerca del Vaticano, a inicios de la Via Della Conciliazione. De ellas hoy, desgraciadamente, no queda nada.




Las caras occidental y oriental de la pirámide se encuentran inscritas. Podemos ver la siguiente inscripción en su cara oriental: C(aius) Cestius L(uci) f(ilius) Epulo, Pob(lilia tribu), praetor, tribunus plebis, (septem)vir epulonum . En el lado este, en caracteres menores, leemos la segunda inscripción en la que se afirma que la obra, según disposición testamentaria, fue llevada a término en menos de 330 días. Es uno de los más antiguos ejemplos de uso del ladrillo en Roma. Posee una rica decoración en su interior al fresco, con representaciones de  candelabros y figuras femeninas. En el siglo III fue incluida en las murallas aurelianas.

El modelo de tumba piramidal, la elección de un sepulcro según este ejemplo típico egipcio, se  basa globalmente en una serie de connotaciones que rodean a Egipto y al símbolo de su excepcionalidad, las pirámides. El ejemplo de tumba piramidal está profundamente mitificado, empezando por su antigüedad. Se considera un modelo dotado de una antigüedad milenaria, que se refleja muy bien en el refrán árabe “el hombre teme al tiempo y el tiempo teme a las pirámides”. A lo largo de los siglos, las pirámides se irán cargando de significados y asociaciones distintas, llegando a identificarse en la tradición cristiana con los graneros de José en Egipto (y así se representan en el mosaico de la cúpula de San Marcos en Venecia).

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