La religión romana es social y de actos cultuales, y es practicada por los miembros de una comunidad precisamente como tales, no individualmente. Es esencialmente ciudadana. Está ligada a la esfera civil, familiar y socio-política y es politeísta.
Es una religión política en tanto que el Estado es el que media entre los dioses y los humanos, y el civismo se halla en la tradición religiosa grecorromana ligado a la religión. La continuidad y la estabilidad de la civitas dependen de la observancia de la tradición y el respeto a los dioses. El equilibrio necesario entre los dioses y los hombres es la Pax deorum. La religión define y orienta la percepción del hombre, del ciudadano y de la ciudad en el universo, mediante un conjunto de ritos cuidadosamente codificados y practicados según un plan comunitario y en la esfera pública. La religión romana se liga al espacio social romano y a la condición de ciudadanía, y se define como un conjunto de costumbres y reglas impuestas a los ciudadanos. Lo sagrado en Roma todo aquello que se ha consagrado a los dioses según las costumbres de la ciudad. La piedad se define así como el respeto a la tradición religiosa común, las prescripciones rituales. De esta manera, se buscaba evitar la ira de los dioses, a la vez que ganarse su favor. En el ámbito familiar y privado, se practica un culto doméstico comunitario, por ejemplo a los difuntos. El culto a divinidades domesticas como los Lares, Manes o Penates era supervisado por el pater familias.
WARRIOR,V; Roman religion. Cambridge University Press, Hong Kong, 2006.
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