En Roma pueden visitarse museos históricos, arqueológicos y de arte muy completos y con piezas realmente excepcionales. Muchas de ellas además provienen de sitios que hemos visitado o están directamente relacionados con los cultos a ellos asociados. Éstas son razones de más para proponer la visita a alguno de ellos combinada con la de los lugares fijados en la propia ruta.
Estos museos pertenecen al conjunto denominado “Musei in Comune”[1], dependiente del Ayuntamiento de Roma, o bien son competencia de la Soprintendenza Speciale per i beni archeologici di Roma.
Dentro del programa “Musei in Comune” resultan de interés para nuestra ruta, en primer lugar, los Museos Capitolinos. El germen de este complejo museístico remonta a mediados del siglo XII. Hoy se sitúan en la Piazza del Campidoglio, en el centro de la ciudad, y se distribuyen en dos edificios enfrentados: El Palacio de los Conservadores y el Palacio Nuevo. Ambos se conectan a través de una galería subterránea. En él encontramos piezas características que se relacionan con nuestro tema como la “Loba Capitolina” o el retrato del emperador Cómodo como Hércules. Otras muchas piezas de estatuaria encontrarán relación con el discurso que hemos ido planteando, como las representaciones de deidades grecorromanas como Hermes o Poseidón, imágenes de ninfas, una espectacular imagen de Atenea en el área del Tabularium, etc. Contienen la escultura helenística del Gálata moribundo. En la Piazza del Campidoglio, a ambos lados de la escalera que conduce al Palazzo Senatorio, vemos la escultura masculina que representa una alegoría del río Tíber, sujetando una cornucopia destacando su carácter fértil y garante de vida. Además pertenecen a este sistema, entre otros más, el Museo del Ara Pacis, que ya conocemos, el Museo de la Civiltà Romana en el distrito del EUR y el Museo Centrale Montemartini.
El Museo Centrale Montemartini es un moderno museo algo alejado del centro, al que se puede acceder fácilmente en metro. En él se conservan piezas escultóricas fantásticas. Pero no es sólo su contenido el que merece una mención especial. Se trata de un ejemplo muy original de puesta en valor del patrimonio procedente de la arqueología industrial. El edificio que hoy alberga el museo es la central Montemartini, una central eléctrica, la primera pública de Roma. El edificio industrial se restauró conservando la maquinaria y la distribución de las salas, y hoy se combina la explicación del funcionamiento de la central con las piezas romanas que acoge. Es un ejemplo excepcional por muchos motivos y recomendamos encarecidamente su visita. Depende de los Museos Capitolinos. En el museo se exponen piezas como el famoso retrato de un notable con sus antepasados, conocido como “Togato Barberini”, exponente de la tradición romana y el mos maiorum. Contiene esculturas helenísticas excepcionales como la de una ninfa forzada por un fauno o el “Niobide”, uno de los hijos de Niobe a punto de ser ejecutado por Apolo y Artemisa. Además, merece la pena ver en él los restos del acrolito de Fortuna procedentes del Templo B de Largo Argentina.
Por otro lado, es imprescindible visitar el Museo Nazionale Romano, llevado por la Soprintendenza. Situado frente a la estación Termini, recoge piezas tan singulares como la estatuilla de bronce que hemos elegido como logo de la ruta. Muchas de las esculturas romanas que alberga tienen expresa relación con temas de nuestro trabajo, como un fantástico altar con escenas de los trabajos de Hércules, estatuas que representan la tauroctonía de Mitra, esfinges de inspiración oriental… Tiene un precioso claustro cuya visita es ineludible. De él dependen también otros edificios museísticos como el Palazzo Altemps o la Crypta Balbi. El Palazzo Altemps, muy cerca de la maravillosa Piazza Navona y su Fuente de los Cuatro Ríos, alberga piezas tan singulares como la Venus Ludovisi , representada en su nacimiento o un espectacular Marte en su carro de guerra. Contiene bellos retratos como el de Adriano y Antinoo. La pieza estrella del Palazzo es el Gálata suicida.
Por último, no podemos olvidarnos de la visita a los Museos Vaticanos. En sus múltiples salas, encontraremos ejemplos materiales que se refieren directamente a nuestro tema. Destacan las salas egipcias y en concreto la que guarda la estatuaria procedente del Serapeo de Villa Adriana. En ellas está la pieza singular de Anubis-Hermes que hemos visto, un ejemplo genial del carácter sincrético de base de las “divinidades alejandrinas”.
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